No soy tu. Ni tu eres como yo. Admítelo y
podrás ver mas allá de esas tinieblas entre las que habitas.
Ni siquiera debería importarme que tus
pensamientos no llevaran el mismo compás que los míos. Sin embargo me importa.
Quiero encajar, pero no eres lo suficiente relevante para cambiar el ritmo de
esta melodía que gobierna las felices ideas de mi cabeza.
Detesto los fracasos, casi más que esa
tormenta desatada en mi estómago al quedarme a solas con mis miedos. Es la
razón de que trate de llevarlo todo, y al final ser consciente de no llevar
nada. Y aún así continuo bailando, tratando de seguir el tempo de distintas
canciones que danzan con distintos compases, completando un caos indescifrable.
Caos. Caos. Más caos. Y la respuesta es
dejarse llevar, porque buscar una respuesta entre tanta locura puede ser lo
último que hagas con tu vida.